EDUCACIÓN SOCIAL Y TRABAJO SOCIAL

BLOG DE LA FACULTAD PERE TARRÉS

Construcción de la educación social adulta

Construcción de la educación social adulta

Óscar Martínez
Profesor contratado y doctor de la Facultad de Educación Social y Trabajo Social Pere Tarrés (URL)
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27.09.22

Si los profesionales de la educación social no nos organizamos, habrá otro que aproveche que no lo hayamos hecho. Si no somos capaces de construir un discurso en cuanto a los diferentes temas sociales que impactan en las personas a las que atendemos, otros aprovecharán también ese vacío para construir un relato que no nos tendrá en cuenta.

Y organizarse significa que en algunos momentos debes dedicar tiempo al bien común de la profesión, dejando a un lado los intereses personales. O tal vez puedes hacer que de tus intereses personales surjan otros colectivos para que la lucha tenga más sentido.

No es fácil encontrar personas que estén dispuestas a dar este paso. Obviamente cada uno sabe qué posibilidades tiene de ceder un tiempo de su vida para lo común y no todo el mundo puede permitírselo. Pero esto también significa que la gente que se organice no siempre sabrá defender exactamente aquello que creemos necesario y, por lo tanto, también nos perderemos la riqueza de la opinión de los que no podrán participar.

Existe una sensación generalizada que actualmente, por diferentes circunstancias, la actividad participativa alrededor de cualquier tema social se ha reducido. Y esto es un grave problema para nuestra profesión porque hay colectivos profesionales que sólo por el hecho de tener una dimensión superior o por la obligatoriedad de colegiarse disponen de una infraestructura que les permitirá tener una presencia garantizada en cualquier foro, comisión o espacio de participación.

Por lo tanto, cuantas más personas del sector se organicen en la construcción de la profesión más ideas habrá y más fuertes podremos ser. Las posibilidades de participar pueden ser muy diversas y no siempre deben mantenerse de forma permanente en el tiempo, pero lo primordial es que haya masa crítica para hacer más sólida la educación social.

Podríamos decir que, de algún modo, la responsabilidad de la profesión recae en todas las educadoras y educadores sociales, aunque no siempre con las mismas posibilidades de dedicación ni de impacto, según el lugar desde el que participemos.

Siempre estaremos en construcción y esto significa que no podemos detener la máquina de creación y revisión de nuestras prácticas profesionales. Treinta años después de haber alcanzado una sólida formación universitaria, ahora hay que empezar a pensar en hitos de consolidación, con una organización que nos permita ser tenidos en cuenta en todos los ámbitos en todo aquello que sucede en nuestra sociedad.

Y no sólo debemos tener voz estrictamente sobre la educación social. La sociedad en la que viven las personas a las que acompañamos en sus procesos personales es muy compleja y como profesionales debemos tener una opinión que vaya más allá de lo que explican los libros de intervención socioeducativa.

Debemos dar el salto y tener una opinión formada en economía, en salud pública, en urbanismo, en accesibilidad, en escuela, en sostenibilidad, en política municipal, en espacio público, en transporte público, y en otros muchos temas sobre los cuales podemos hacer aportaciones valiosas que con toda probabilidad mejorarían la calidad de vida de las personas.

Ya no somos una profesión joven y estamos en disposición de aportar mucho más a la sociedad de lo que se espera de nosotros. Y somos nosotros y sólo nosotros quienes debemos preocuparnos de poner en práctica esta ocupación de espacios, discursos o temas sobre los cuales deberemos construir nuestro propio relato antes de que otros lo construyan por nosotros.

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